Nuestra Cafe Racer de 125cc.
Las Especificaciones Técnicas
Modelo: Yamaha SR125
Año: 1989
Motor: Monocilíndrico, 4 tiempos, 125 c.c. refrigerado por aire
Potencia: 12 C.V.
Velocidad máxima: 130km/h
Sistema de frenos: Tambor delantero de 237 mm de diámetro. Tambor trasero de 130 mm de diámetro
Consumo: 3,5 L/100 km
Peso en vacío: 103 kg
Distancia entre ejes: 1.285 mm
Transmisión: Embrague monodisco en aceite. Cambio de cinco marchas.
La historia de Torrefacta
Cuando nos propusimos crear una Cafe Racer de 125cc, para todos los públicos, estuvimos buscando varias semanas e hicimos una selección amplia de modelos.
Nos decantamos por los modelos de 125 cc de las 3 marcas japonesas por excelencia (con permiso de Kawasaki): Honda, Yamaha y Suzuki.
A partir de aquí sólo quedaba esperar al chollo, con paciencia, ya que nos gustaban las transformaciones de todas ellas casi por igual. Después de dos semanas sonó la campanada:
“Se vende Yamaha SR 125. La moto necesita un repaso pero funciona perfectamente. No tiene ITV pues lleva varios años sin usarse. 500 €. Sevilla. Sin fotos.”
¡Vaya! A priori parecía que cumplía todos los requisitos así que escribí rápidamente al teléfono de contacto.
Tras enviarme un par de fotos en las que no se apreciaba absolutamente nada (literalmente, eran fotos de noche, de una moto negra dentro de una especie de almacén), le dije que me interesaba, y que cuándo podía ir a verla. Al día siguiente estaba delante de la moto, que efectivamente, sin ser preciosa, cumplía perfectamente con todos los requisitos: era de 125 cc, estaba dada de alta, fiable, “funcionaba”, no muy antigua, barata y en mi ciudad. ¿Qué más podía pedir?
Tras una breve negociación, pues el dueño lo que quería era quitarse el trasto de encima, cerramos el precio en 400 €.
Yo ya sabía que me iba a quedar la moto, así que había llamado previamente a una grúa que mágicamente hizo su aparición tras la esquina. Si hubiera aparecido 10 minutos antes, la moto me habría costado exactamente 100 € más… La grúa me cobró 30 € por llevar la moto hasta el trastero donde planeamos transformarla.
Nuestra moto ya estaba en casa, tostada por el sol, pero con un inmenso potencial cafetero. Había llegado a nuestro trastero “La Torrefacta”. Ya no había excusas, teníamos moto, y muchas ganas de liarla.
La Transformación
Puedes ver el proceso completo de transformación en nuestro blog.