Los españoles somos así. Somos gente de impulsos, de sangre caliente, y a brutos no nos gana nadie. Ya lo habíamos demostrado algunos años antes con la Operación Impala. ¿Por qué no cruzamos África en moto? Dicho y hecho.
Algo así debió de ocurrir en una de las mayores gestas de Bultaco. 6 amigos, unidos por su pasión por las motos de montaña: Rafael Puig Bultó, Dimas Veiga Molina, Jaume Samsó Puig, Ramón García-Nieto y Lluís Solé Guillaume y Gerardo Pascual Pla, y una pregunta, una bravuconada tras la ruta dominical alrededor de una buena mesa: ¿a que no hay gónadas de subir al Everest en moto?
Corría el año 1973 cuando estos seis aventureros (estos seis incautos) ponían rumbo a Nepal desde el aeropuerto de Barcelona. La marca Bultaco les había cedido 6 Sherpa T 350 con un único propósito: llegar donde nadie antes había llegado. Pulverizar el récord de altitud alcanzado por una moto.
Los seis eran miembros del Moto Club Igualada, los seis expertos montañeros y aficionados al trial.
La moto
Las moto elegida: la Bultaco Sherpa T 350, a la cual se le hicieron algunas modificaciones para la gesta. Se partió del modelo 125, al que se le adaptó el kit del depósito y asiento de la Bultaco Alpina, con los colores de la Sherpa T (rojo y blanco). El escape instalado fue un prototipo de la marca, en forma de boomerang. Se montó una corona de mayor diámetro y culatas comprimidas que provenían del modelo Pursang, con objeto de mantener el rendimiento a tantos metros de altura. El peso de cada máquina era de 95kg, a los que habría que sumar el peso del combustible. Podemos imaginar que mover más de 100kg a 5.000 metros de altura no debió de ser tarea fácil para estos valientes.

Fueron donadas por la marca, e imagino que algo tendría que ver el hecho de que Rafa Puig Bultó fuera el sobrinísimo de Paco Bultó, fundador y dueño de Bultaco.
La aventura
Partieron en avión desde Barcelona el día 2 de noviembre de 1973, con destino a Katmandú. Desde allí, tomaron una avioneta que los llevó a las puertas del Himalaya, en la población de Lukla, a unos más que respetables 2.800 metros de altitud. Fue allí donde montaron las Sherpas, que habían llegado en 6 cajas, más otras 10 llenas de material necesario para la expedición.
La temperatura en el exterior: -12ºC.

El jueves 8 de noviembre comenzó la ascensión.
El primer y más sencillo tramo de la ruta, de 3km, tardó en completarse 1 hora y 20 minutos, desanimando a los 6 amigos y haciéndoles conscientes de la verdadera dureza de la gesta que se proponían.
Durante 9 días en los que intercalaron algunos de descanso, fueron ascendiendo poco a poco con sus máquinas. En ocasiones fue necesario la ayuda de cuerdas para izar las motos, pues las pendientes eran totalmente impracticables.
Cruzaron por veredas con precipicios de más de 700 metros de caída libre a escasos centímetros de los pedales de sus Bultacos, con el Everest siempre testigo de su hazaña.
Finalmente, el viernes 16 de noviembre de 1973, a -18ºC, con el reloj marcando las 14:05 horas, batieron el récord de altitud en motocicleta, deteniendo el altímetro a 5.156 metros. Una barrera infranqueable de hielo y nieve les impidió seguir subiendo con sus motos, además de las insistentes recomendaciones de su guía sherpa Mohan Lai Rai. Habían llegado al glaciar de Imja Khola.

Tras otros 7 días de descenso y varios días de descanso, regresaron finalmente a Barcelona el 3 de enero de 1974. Habían hecho historia.
Poco después el gobierno de Nepal prohibió el acceso de vehículos motorizados a la cordillera, por lo que podemos estar tranquilos de que, con casi total seguridad, esta hazaña nunca será superada.
Puedes ver en el enlace un documental en vídeo de esta increíble historia de valor y superación.
Bonito artículo, e historia impresionante. Ahora bien, lo de “sobrinísimo” como que no, que es peyorativo, eso es para los políticos, era simplemente un sobrino de Don Paco.