Restauración de una Sanglas 400T
Cuando mi amigo Alberto me dijo que se vendía una Sanglas en el pueblo no pude resistirme. Tenía el taller empantanado de motos sin terminar pero a una Sanglas no podía dejarla en la calle, tenía que acogerla.
Llevaba tiempo buscando otra, que hubiera sido fabricada entre 1964 y 1978, y mis exigencias en cuanto a su estado no eran demasiadas, básicamente que pareciera una moto y no un carro de supermercado abandonado.
Con estas premisas me puse en contacto con Rai, el vendedor, que me enseñó su inmensa colección de clásicas, que hizo las delicias de mis ojos de aprendiz. Tomé nota mental de que su contacto podría sacarme de algún apuro en un futuro no muy lejano.
Por fin le tocó el turno a la Sanglas, apartada en un rincón de una habitación abandonada, donde se apilaban las motos que aún no habían sido restauradas. Me contó que la había encontrado en un desguace, y que no le apetecía restaurarla por lo pesadas que eran esas motos. Debajo de una profunda capa de oxido y polvo, de modificaciones desastrosas y de una caja que recordaba a una moto de Telepizza de época, se escondía una Sanglas 400T, en mi opinión, el modelo más bello que fabricó la marca catalana.

Así la encontré…
La 400T o 400 c.c. a secas, se fabricó entre 1964 y 1973, y como el resto de Sanglas, fue muy utilizada como vehículo de los servicios oficiales (guardia civil, policía urbana, ejército,…), por su robustez y fiabilidad. Montaba un motor de 423 c.c. monocilíndrico, cuatro tiempos, 30CV de potencia y una velocidad máxima de 160km/h. Fue el modelo que marcó la línea de la marca hasta su desaparición en 1982. En su época se vendía por 56.685 pesetas.

Sanglas 400T

Anuncio de la época
En su primera versión salía de fábrica en negro, con depósito cromado y el nuevo y reluciente emblema de la marca. En la versión posterior “de lujo” presentaba variantes en azul y violeta, además de otras modificaciones menores en llantas, guardabarros, reposapiés y velocímetro.
No me lo pensé dos veces y al día siguiente embauqué de nuevo a mi padre para ir a recogerla con el remolque. El estado que presenta es posiblemente el peor de las cuatro motos que han pasado por el taller. Le falta el neumático trasero, el guardabarros delantero, el velocímetro,… Por no hablar de la horrible caja metálica soldada a la parte trasera y el cuentakilómetros de algún coche de la época.



Imágenes del estado inicial
En este caso, la restauraremos según el modelo original en negro, aunque debajo de la pintura roja y las modificaciones que tiene la moto aparezca una “de lujo”. Habrá que dedicarle horas y horas para devolver el esplendor a esta máquina de 40 años. Por lo pronto, mientras yo escribo desde el exilio, mi padre ha comenzado con el despiece y paso de revista del estado inicial, eso sí, ¡con la premisa de hacer fotos de cualquier avance!
Al fin y al cabo, todo empezó con una Sanglas, y no podíamos dejar en la calle a su hermana mayor.
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